Tal y como hemos comentado en otras ocasiones, como a la hora de hablar del problema demográfico que afrontan países como el nuestro, la esperanza de vida es cada vez mayor. No solo eso, cada vez contamos con una mayor calidad de vida.
Es decir, no solo se llega más tarde al final “de nuestros días”, sino que lo solemos hacer en mejores condiciones, que hace unas décadas.
A pesar de ello, muchas personas tienden a pensar que alguien de 70 u 80 años ya es viejo y no tiene por qué tener una vida activa. Obviamente, es todo un error. Las personas de estas edades, e incluso mayores, pueden tener perfectamente una vida activa y saludable. Es más, ¡así debería de ser!
Precisamente, en estos momentos en los que una persona puede disfrutar de la vida “a tiempo completo”. Puede vivir de la jubilación, estar con la familia u organizar cualquier plan de ocio para su tiempo libre. En este sentido, el envejecimiento activo parece una obligación, ¿verdad?
Pues bien, en este artículo nos queremos centrar en el concepto de envejecimiento activo y en cómo fomentarlo. En este aspecto, tanto el apoyo de la familia, como de un personal sociosanitario adecuadamente formado, es imprescindible.
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¿Qué es el Envejecimiento Activo?
Ahora bien, lo primero de todo es saber exactamente a qué nos referimos al hablar del envejecimiento activo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se trataría del “proceso de adecuación u optimización de las oportunidades de bienestar durante toda la vida”.
Hablamos de la adecuación del bienestar físico, social y mental de cada persona en la vejez. Detrás de este proceso o adecuación, se persiguen varios objetivos, como la ampliación de la esperanza de vida o la calidad de vida de las personas mayores.
Como veis, este aspecto sobresale por la “adecuación”, no por otro tipo de términos que se tienden a relacionar con la vejez, como el “deterioro”. La idea es afrontar esta etapa de la vida con una mente positiva y con una buena calidad de vida.
Claves para Fomentar el Envejecimiento Activo
Para llegar a este punto, hay que incidir en diversas claves con el fin de mejorar la calidad de las personas y la esperanza de vida. En definitiva, una serie de pautas con las que mejora el envejecimiento activo de las personas.
Ejercicio Físico
El ejercicio físico es clave para cualquier persona, independientemente de su edad o etapa vital en la que se encuentre. Sin ejercicio físico, es muy probable tener menor calidad de vida. Es fundamental para mantener la musculatura, para evitar enfermedades cardiovasculares, mejorar el tránsito intestinal, prevenir la osteoporosis, disminuir la probabilidad de caídas con consecuencias graves y libera endorfinas, entre otros muchos beneficios físicos y psíquicos.
Se recomienda que las personas mayores de 65 años realicen actividades moderadas aeróbicas por un tiempo comprendido entre 150 y 300 minutos a la semana. Entre estas actividades, se encuentra caminar rápido, nadar, ir en bicicleta o bailar, entre otras muchas. De la misma forma, se recomienda que cada sesión de ejercicio sea de mínimo 10 minutos, con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias. Está demostrado que el volumen muscular y la capacidad pulmonar se pueden aumentar a cualquier edad mediante el ejercicio físico.
Alimentación
La alimentación es otra de las piedras angulares en las que se basa el envejecimiento activo. Siempre hay que pensar en una dieta equilibrada, a cualquier edad. Más aún, cuando se alcanza la vejez, hay diferentes aspectos que pueden empeorar la dieta de las personas, destacando problemas de masticación, apetito, sensación de sed o digestión.
Tal y como pudimos en este artículo sobre la alimentación de personas mayores, es muy importante hacer un diseño de menú atractivo, con el que cubrir todas las necesidades nutritivas. Conseguir esto pasa por hacer más fácil la ingesta de alimentos y por proporcionar alimentos más fáciles de digerir, evitando caer en una dieta con exceso de hidratos y déficit de proteínas y vitaminas.
Ocio
Al igual que es necesario hacer ejercicio, mantener una serie de rutinas, basadas en el ocio, se antojan imprescindibles. No solo como medio para entretenerse, algo normal, también para poder mantener una actividad mental adecuada.
Los planes de ocio culturales, como las visitas a museos, o viajar, pueden ser muy interesantes. Además, hay otra serie de tareas “diarias”, como hacer ejercicios mentales, que permiten paliar los problemas de memoria que se acentúan con la edad. Las rutinas que nos obliguen a realizar tareas variadas que requieran del uso de la memoria, que nos hagan aprender cosas nuevas o nos impidan caer en la apatía y la monotonía serán nuestras aliadas.
Socialización
La vejez puede tener numerosos enemigos. Ahora bien, pocos enemigos hay como la soledad. Lo hemos podido comprobar en este último año. La ausencia de contacto con personas conocidas o familiares es una de las formas más perjudiciales para el deterioro cognitivo de las personas mayores.
Así, enfermedades como el alzhéimer avanzan con mucha mayor rapidez en aquellos que no tienen contacto con amigos o familiares. El contacto estrecho siempre que sea posible y de forma frecuente aportará una mayor calidad de vida a una persona mayor, ¡como es lógico!
El envejecimiento activo se tiene que asentar sobre estas bases. Es la única forma de garantizar que una persona mayor disponga de la calidad de vida que merece en esta etapa.